miércoles, noviembre 30, 2005


SONORA PONCEÑA
Los primeros discos de la Sonora Ponceña no dejaban de ser extraños apesar de su sonido brillante. La agrupación se hacía llamar Sonora, tenía formato de Orquesta, pero sonaba como un Conjunto y la razón era evidente: aún estaba bajo la influencia de la música de Arsenio Rodríguez, un sello indeleble en la mayoría de conjuntos de la época, por lo cual llegó a parecerse un poco a la agrupación La Perfecta de Eddie Palmieri en Nueva York, aunque la sección de vientos de ésta última estaba centrada en los trombones.
Dos hechos determinaron el inicio de la consolidación de un estilo para la Sonora. El primero, de tipo empresarial, fue la compra del sello Inca por parte de Jerry Masucci, dueño de la firma Fania Records, quien ya había escuchado a la Sonora en diferentes conciertos en Nueva York. Con Masucci se amplió la distribución y los Lucca pudieron darse a conocer en todo el Caribe.
El segundo hecho, de tipo personal, fue el descubrimiento por parte de Papo Lucca, de la obra de uno de los mejores pianistas de Jazz, Oscar Peterson, cuyo estilo se notó inmediatamente en los solos de piano.
Lucca llegó a conciliar tal influencia con la de Lilí Martínez Griñan, pianista y arreglista del conjunto de Arsenio Rodríguez. Así lograba, al menos en el piano, un estilo propio que poco a poco se fue ampliando hacia la agrupación.
Sin embargo este cambio no se hace presente en las primeras grabaciones con Fania. El primer disco con la nueva licencia discográfica fue NAVIDAD CRIOLLA, que recogió buena parte de la tradición de aguinaldos y parrandas puertorriqueñas, pero que sonó como una copia de la versión que de esos mismos temas, había hecho antes la Sonora Matancera. Los siguientes tres discos, PRENDE EL FOGON, SONORA PONCEÑA y SABOR SUREÑO, siguieron manteniendo el estilo de Arsenio y el parecido con Palmieri.
Fue hasta 1975 cuando en el disco TIENE PIMIENTA, Papo Lucca incorporó sonoridades diferentes con un teclado electrónico, un hecho que se consolidó al año siguiente en la grabación CONQUISTA MUSICAL. La razón: el cambio de productor. Para ese disco se pasó de Larry Harlow, encargado por Masucci para manejar las grabaciones de Inca, a Louie Ramírez, quien comenzó a trabajar en asocio con el propio Papo.
Siguiendo los consejos de Ramírez, la Ponceña inició un recorrido por el Caribe, haciendo cumbias como LA POLLERA COLORA del colombiano Wilson Choperena, bajo la adaptación de un arreglo que había hecho famoso Tito Rodríguez en los cincuentas. Bombas, merengues, boleros-feeling, guaguancós y sones, mostraron el carácter internacional de la agrupación a medida que transcurría la década salsera.
A finales de los setentas la Sonora Ponceña grabó un disco con Celia Cruz, LA CEIBA, que simbolizó el cambio definitivo. Ya para entonces se habían incorporado como cantantes los puertorriqueños Miguel Ortíz y Yolanda Rivera, que fueron seleccionados por las características disímiles que tenían. Eso lejos de dispersar al oyente, lo concentró alrededor de la agrupación.
PAPO ES EL PIANO MAN

En 1980 se grabó uno de los discos más llamativos de la Ponceña, NEW HEIGHTS, el cual traía un nuevo concepto en la ilustración de las carátulas. Ron Levine, ilustrador exclusivo de Fania Records modificó las figuras de caballeros medievales que venía elaborando para centrarse en guerreros mitológicos al estilo de las fantasías popularizadas en los comics por Frank Frazetta, Richard Corben y Bruce Jones.
Las ilustraciones acercaron más al público, donde ya existían verdaderos fanáticos de la Ponceña, a través de los cuales se inició una búsqueda incesante de discos dignos de colección. Junto a ese carácter se comenzó a titular las grabaciones en inglés, lo que reforzó el carácter internacional, siendo la Ponceña la orquesta mejor mostraba una producción a nivel visual.
A mitad de los ochentas la Sonora Ponceña ya era considerada la agrupación más importante de la Salsa, debido a la concentración de buenos músicos en Puerto Rico, donde los Lucca eran amos y señores de la sonoridad. El público terminó encariñado con la Sonora y eso se agudizó al contratarse a un nuevo sonero, Toñito Ledde (q.e.p.d.), quien a la vuelta de dos años ya era ídolo popular.

Paralelo a todo esto, surgieron dos nuevas innovaciones: Una de ellas fue la permanente grabación de canciones de la nueva música cubana, en especial de Adalberto Alvarez y Pablo Milanés. El primero, siendo director del conjunto Son 14, le brindó a Papo Lucca dos éxitos inesperados, SOLEDAD y CUESTIONES DE AMOR. El segundo, alejado cada vez más de la nueva trova, puso en manos de los Lucca los temas CANCION (basada en un poema de Nicolás Guillén) y SIGO PENSANDO EN TI.
La otra innovación fue el Latin Jazz. Para esa época, Papo era considerado el mejor pianista de la Salsa con una infinidad de grabaciones junto a músicos como Johnny Pacheco, Roberto Roena e Ismael Rivera, además de sus participaciones en la Fania All Stars.

Aparte de los solos obligatorios en los temas, resultaba evidente que el mejor camino para desarrolar sus cualidades interpretativas era el Jazz Latino, por lo que empezó a trabajar un tema instrumental en cada disco.
Indirectamente, la búsqueda del Latin Jazz obligó a modificar la sección de vientos y el sonido se tornó más brillante aún, basado también en los arreglos que cada vez tenían mayores elementos de Jazz.
La Ponceña se diferenció de inmediato de todas sus contemporáneas, influyendo la producción musical de muchos grupos que iniciaban su actividad en Puerto Rico y en Colombia.

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