miércoles, enero 28, 2009

JORGE REYES




TEMAS:

1 Do-Do
2 Guajirón
3 Contraste
4 Realidad Y Fantasía
5 Obsesión
6 Cuando Tú Me Quieras
7 Blues Con Clave
8 Descarga 2003
9 Con-Tumba Y Con-Trabajo
10 Take the 'a' Train

MUCHO Y TANTO DE JORGE REYES

De todo un poco es un disco de descarga cubana. No importa que el espacio improvisatorio haya sido controlado, lo que vale en este caso es el espíritu de la descarga, que se manifiesta en el imaginativo juego entre los elementos del quinteto encabezado por Jorge Reyes.

Pedro de la Hoz | La Habana



Aunque parezca modesta en pretensión ―ofrecer solamente “de todo un poco” (como reza el título) ― y en duración ―aproximadamente la de los antiguos álbumes de pasta negra en 33 rpm―, la grabación del más reciente disco del contrabajista cubano Jorge Reyes, a punto de ser distribuida por el sello Unicornio, merece ser tomada en cuenta como uno de los testimonios más vivos de un talento, una expresión y una decisiva contribución al desarrollo contemporáneo del jazz cubano.

Jorge Reyes rebasa desde hace mucho tiempo con creces los tópicos del oficio en un instrumento cuya más apreciable cualidad en la música cubana ha sido servir, junto a la percusión, de piedra sillar a una definida identidad.


Una práctica académica rigurosa, que ha transitado del aula a la continua autosuperación, y una intensa experiencia como ejecutante, fogueada en agrupaciones soneras del tipo del conjunto Monumental y bandas de mayor formato (la orquesta Riverside) hasta desembocar en proyectos de acentuada significación como lo fue el grupo Perspectiva y, en fecha más reciente, el mundialmente reconocido Irakere, liderado por Chucho Valdés, más el contacto frecuente con la escena internacional, han hecho de Jorge Reyes un músico integral, que ha interiorizado la dialéctica de su instrumento en sus idas y vueltas del sostén rítmico al protagonismo temático, y, a la vez, una profunda comprensión de las relaciones entre tradición y modernidad en la compleja trama de la música vernácula.


Ángeles tutelares alientan la dimensión histórica de este resultado. La construcción de la imagen del contrabajista como elemento sustantivo en los saltos de calidad que fue experimentando la música cubana a lo largo del siglo XX, tuvo en Orestes Urfé, Israel López y Orlando López desempeños señalados, asimilados críticamente por el modo de hacer de Reyes en el instrumento.

Pero como parte de su sensibilidad y perspicacia, Reyes también ha prestado atento oído a las asociaciones del contrabajo con otros instrumentos y, más importante aún, a las derivaciones de dicho tejido en el ensanchamiento de los códigos de la música instrumental de la Isla.


De tal modo ha concebido su quehacer en el vórtice de una entidad que ha alcanzado vida propia: el jazz cubano. Se trata de una voluntad por insertarse en la continuidad de un movimiento que se originó después de la Segunda Guerra Mundial fundamentalmente en la capital cubana, al margen de las orquestas de los grandes cabarés. Lo que en un principio fue si se quiere una actitud mimética, reproducir los estándares y el ambiente de la corriente jazzística principal norteamericana en el tránsito del swing al bebop, este último decisivamente marcado por el pujante jazz afrocubano, evolucionó hacia la llamada “descarga cubana”, en las que se improvisaba abiertamente a partir de ritmos y temas cubanos.

Reyes se siente legatario de las huellas dejadas por notables pianistas como Peruchín, Bebo Valdés, Frank Emilio, Felipe Dulzaides; por percusionistas que hicieron época como Walfredo de los Reyes, Oscar Valdés (padre), Guillermo Barreto, Tata Güines; saxofonistas de la dimensión de Chombo Silva, Leonardo Acosta, Pedro Chao, Gustavo Más, Mosquifín, y de aquellas aventuras que cuajaron en las sesiones de jazz del Habana 1900.

De todo un poco es un disco de descarga cubana. No importa que el espacio improvisatorio haya sido controlado, lo que vale en este caso es el espíritu de la descarga, que se manifiesta en el imaginativo juego entre los elementos del quinteto encabezado por Jorge Reyes, quien, al mismo tiempo, es autor de buena parte de los temas instrumentales.

El contrabajo está en el centro de las estructuras temáticas, pero con tino y oportunidad se desplaza hacia su posición de fundamento rítmico. Incluso cuando ocupa un primer plano, Reyes hace ostensible su función básica en el lenguaje jazzístico.

Logro indiscutible de esta colección de piezas lo es la articulación estilística de diversas especies cubanas: el son, la contradanza, la guajira, la rumba y el bolero. Esto se debe, en primer lugar, a la sabiduría de Reyes para equilibrar las líneas horizontales del discurso (exposición y variaciones temáticas y solos instrumentales) con las verticales (armonía y ritmo). Y luego, por supuesto, a la maestría de cada uno de sus compañeros de viaje: el pianista Emilio Morales, el baterista Giraldo Piloto, el tumbador Adel González y el saxofonista Germán Velasco, todos ellos comprometidos con una manera de decir complementaria.


En el centro del fonograma, la sección dedicada al bolero (bolerazos en el exacto decir de Reyes), una voz sensible y cultivada como la de Evelyn García Márquez, centraliza otra de las venturas de este proyecto: subrayar la convergencia del género, a partir de las características del filin, con una de las aristas esenciales del jazz: la balada.

Al llegar a “Obsesión”, del puertorriqueño Pedro Flores, donde la desnudez de la voz se arropa únicamente en las cuerdas pulseadas del contrabajo que intercambia los papeles de “prima” y “segunda”, o a “Con-tumba y con-trabajo”, se tendrá también otra certeza: la del virtuosismo de un contrabajista que no se excede, sino que cumple con la misión de comunicar imágenes artísticas sugerentes e inefables.


El final del disco merece una explicación. La idea de grabar “Take the ‘A’ Train” tuvo su momento germinal en la clausura del Festival Jazz Plaza 2002. Reyes, Piloto, Germán Velasco y otros músicos de casa eligieron ese estándar sin saber que una formación de notables músicos norteamericanos seleccionaría el tema a modo de resumen de su participación. Los cubanos estuvieron a punto de renunciar a su propuesta, mas luego se dijeron: ¿por qué no demostrar que “esto” no es lo mismo que “aquello”, que lo nuestro es simple y pura “descarga cubana”? Esta versión definitiva roza, en cierta medida, el fraseo de la timba, con lo que se evidencia cómo el jazz cubano se sigue nutriendo de los nuevos desarrollos de la música popular cubana.

A Jorge Reyes habrá que agradecerle la honestidad intelectual y musical que recorre este fonograma. De todo un poco es un “mucho de tanto” a favor de una expresión que debe empinarse más aún en esta nueva centuria.

ARTISTAS (JOY VON TIEDEMANN - KATHY KISSIK)

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